La Comisión Europea informó que las primeras dosis de la vacuna contra el Covid-19 podrían estar disponibles para fines de noviembre. Se trata de la desarrollada por Oxford y AstraZeneca.
De los dos lados del Atlántico comenzó la carrera por llegar primeros a tener la vacuna contra el Covid-19, tanto Europa como Estados Unidos prevén tener disponibles las primeras dosis en noviembre, pero la comunidad científica es cauta, advirtiendo sobre los riesgos asociados con elecciones demasiado apresuradas y el daño grave que podría derivar.
La Comisión Europea, que salió a la pista desde el comienzo de la pandemia para apoyar la investigación, informó que las primeras dosis de la vacuna podrían estar disponibles para los países miembros en noviembre próximo, y apunta a acelerar también para el acceso universal al fármaco.
Según cuanto pudo saberse de altos funcionarios del ejecutivo comunitario, podría estar lista en poco más de dos meses la vacuna conocida como Oxford, por la que la Comisión firmó un contrato que permite a los países miembros comprar 300 millones de dosis con la opción de otros 100. Además, tras la garantía de 400 millones de euros en apoyo de la investigación a la asociación Covax, la próxima semana el ejecutivo de la UE y la Organización Mundial de la Salud (OMS) deberían lanzar una nueva movilización de recursos a favor de la Accelerator Act de la OMS, nacida por la igualdad de acceso a la vacuna.
La medida de Bruselas suena como una respuesta al anuncio lanzado el pasado miércoles por las autoridades estadounidenses que se dijeron listas a distribuir la vacuna a los trabajadores sanitarios y a los grupos de más alto riesgo para fines de octubre y comienzos de noviembre. Pero según el diario New York Times, los tiempos descritos generan dudas sobre la politización del asunto, dado que las elecciones presidenciales están programadas para el 3 de noviembre. A pesar de las negativas de la Casa Blanca.
«Estamos invirtiendo mucho en la vacuna porque creemos que es la solución real en la que están trabajando Italia, Europa y todos los países del mundo», subrayó el ministro de Salud, Roberto Speranza, recordando que «se construyó una alianza, en en particular con Alemania, Francia y Holanda, para fortalecer la propuesta europea en el campo de las vacunas».
Speranza se dijo luego estar convencido de que «todos los intentos que está haciendo el mundo científico pueden, en un tiempo que esperamos sea lo más breve posible, dar resultados». Pero la comunidad científica pone en guardia y activa la alarma sobre los peligros de esta «competencia». Tomar atajos en los experimentos sobre la seguridad y eficacia de las vacunas pueden poner en peligro millones de vidas a corto plazo y dañar la confianza colectiva en las vacunas y la ciencia en el futuro, escribió su editor, Holden Thorp, en el sitio web de la revista Science.
«La vacuna rusa sigue siendo un misterio.En Estados Unidos -resaltó Thorp- la presión de la administración Trump sobre los investigadores que trabajan para el gobierno es cada vez más palpable, tanto que han sido criticados o silenciados descaradamente, como le sucedió al inmunólogo Anthony Fauci. La mayoría de los epidemiólogos del mundo están ahora realizando ensayos de fase 3, en los que la vacuna se prueba en miles de voluntarios, 30.000 en el caso del estadounidense. Es imposible predecir cuánto tiempo llevará», señala Thorp.
Mientras tanto, las negociaciones con las empresas farmacéuticas continúan, con las conversaciones para la vacuna Pfizer-BioNtech muy avanzadas y en las etapas finales.
Un acuerdo con la multinacional estadounidense y la biotecnología alemana permitiría establecer un grupo diversificado de seis vacunas candidatas de las empresas que van adelante en los ensayos -AstraZeneca, Johnson & Johnson, Sanofi, CureVac, Moderna y Pfizer- para su compra por países miembros de la UE, pero también para donaciones a países de ingresos medios o bajos o redireccionamiento a otros países europeos.
A ese grupo se unieron Sanofi y GSK lanzando hoy los ensayos clínicos de fase 1/2 para su vacuna Covid-19. El objetivo anunciado por las empresas es producir hasta mil millones de dosis en 2021. A la vanguardia estará la planta de Anagni, que será la primera en Europa en iniciar la producción de la vacuna.