Muy poco se ha difundido más allá de los límites regionales uno de los hallazgos arqueológicos más grandes del último tiempo, ubicado en el sector de Tutuquén, al sur de Curicó. Se trata de un cementerio indígena, descubierto el 2005 luego de trabajos de reconstrucción en el retén de carabineros de Tutuquén, que a partir de estudios de radiocarbono realizados en Estados Unidos fue datado con una antigüedad por sobre los 10.500 años, convirtiéndose así en uno de los sitios fúnebres más antiguos no solo a nivel latinoamericano, sino que mundial.
Es así como el Consejo de Monumentos, junto a un grupo multidisciplinario de investigadores y científicos, desarrollaron trabajos de rescate de los restos arqueológicos para su catalogación y conservación, definiendo una completa colección arqueológica que cuenta con restos óseos con deformaciones craneales intencionales, ofrendas, cerámicas, textiles, artefactos de piedra, utensilios e incluso la presencia de plantas no endémicas de Chile, determinando el hallazgo como uno de los descubrimientos más importantes, similar a las Momias de Chinchorro, las más antiguas del mundo (9.000 años).
Sin embargo, este hallazgo tan importante, que nos marcaría como una de las zonas de mayor interés en el mapa arqueológico mundial, a 17 años de su descubrimiento no ha sido debidamente valorado por las autoridades e instituciones correspondientes, encontrándose el cementerio en total abandono, sometido a saqueos y expuesto a los daños producidos por el clima y el paso del tiempo, quedando a medio camino cualquier iniciativa de recuperación.
Reconociendo el enorme potencial arqueológico, de investigación y desarrollo de un turismo cultural sustentable, el arquitecto José Miguel Mardones del Estudio Archmotion se encuentra trabajando desde 2013 en una cruzada por revalorizar este gran descubrimiento, sacarlo del olvido y visibilizar ante las autoridades nacionales las posibilidades de convertirlo en un debido representante de nuestra identidad.
El arquitecto enfatiza su preocupación señalando que “todos los restos han debido trasladarse a otras regiones al no existir localmente un espacio que logre mantener y difundir los recursos arqueológicos y actualmente el sitio se encuentra en completo abandono, expuesto al saqueo. Se han encontrado incluso subastas de momias milenarias en internet, debido en gran medida al escaso interés de nuestro país en promocionar una agenda que permita poner en valor los monumentos arqueológicos”.
Precisa que “en diferentes audiencias que hemos desarrollado con autoridades regionales, como senadores, diputados, consejeros regionales, intendente, seremi de cultura y oficina regional del Consejo de Monumentos, no hay mayor interés por proteger y poner en valor el sitio, salvo la instalación de un cartel y un cierre perimetral que a la fecha de hoy no se ha ejecutado, convirtiendo al lugar en un basural a pesar de la recomendación de científicos para avanzar en investigaciones”.
Agrega que la autoridad públicamente ha delegado el resguardo y cuidado del sitio a los propios vecinos, en una especie de cooperación informal comprometiéndolos en “llamar en caso de robo o daños”, una pseuda protección participativa un tanto escandalosa considerando la magnitud del hallazgo, su enorme potencial y necesidad de infraestructuras para su resguardo, promoción y transmisión cultural.
Desde su experiencia, José Miguel Mardones da cuenta de las potencialidades que existen en Tutuquén y que la institucionalidad nacional ha ido dejando en el olvido, no pudiendo así hasta el momento obtener el apoyo profesional y económico necesario para concretar alguna propuesta. “Por un lado –explica- se encuentra el valor científico desde la arqueología y lograr avanzar en una solución que resuelva el déficit de infraestructuras culturales de la región para albergar estos recursos, considerando que Curicó no cuenta con un Museo permanente. Un tercer punto es el desarrollo turístico y económico de actores locales y un cuarto tema de gran importancia es la transmisión de las culturas precolombinas, especialmente como una herramienta de diálogo en el actual conflicto indígena”.
CONTROVERSIA
Mardones destaca que el 2013 hubo una primera respuesta positiva de las autoridades, cuando la Corporación Cultural Orígenes contactó a su Estudio Archmotion para desarrollar diferentes iniciativas para la transmisión de la cultura indígena, y entre estas, el cementerio de Tutuquén. Es así como el 2014 se logró obtener comodato del sitio para el desarrollo de iniciativas para proteger el lugar como también su difusión, proyectando diferentes infraestructuras para la conservación del cementerio, la investigación y difusión del recurso arqueológico, como también obtener financiamiento gubernamental y apoyo internacional como Unesco y Naciones Unidas.
Sin embargo, explica que este apoyo no se concretó, ya que a los pocos meses de firmado este comodato, el convenio fue rescindido de manera anticipada por el Ministerio de Bienes Nacionales, además de la denuncia al Consejo de Monumentos Nacionales por excavaciones no autorizadas, plantación de árboles nativos y el encendido de fogatas en el lugar por parte de la Comunidad Indígena de Sarmiento y al Centro de Investigación Mapuche Weliwenkium, estableciéndose una pugna de comunidades locales por el sitio, incluyendo la Municipalidad de Curicó. “Finalmente –se lamenta Mardones- la administración del lugar fue entregada en comodato a la Gobernación de Curicó, existiendo un cruce administrativo que no permite el desarrollo de proyectos”.
PROPUESTAS
Para Mardones la falta de una agenda pública que permita la protección y difusión del Monumento Arqueológico de Tutuquén no solo evidencia una escasez de infraestructura en el lugar sino en toda la región, ya que con una población por sobre el millón de habitantes, actualmente existen solo dos museos operativos con algún grado de relevancia, previo a la pandemia y estallido social.
“Es así –precisa- como nuestro estudio ha presentado a diversas autoridades propuestas concretas para solucionar este déficit y en particular 3 proyectos viables de infraestructura para Tutuquén: (1) Un Centro de Contemplación In-Situ que logre la protección del cementerio; (2) Un Centro de Investigación Arqueológica del Maule que permita el desarrollo científico sin necesidad de trasladar muestras a otras regiones; (3) Un Museo Arqueológico y de Cultura Indígena que, de manera integradora, logre poner en valor la colección arqueológica y la cultura de los pueblos originarios de Chile en simultáneo».
Todas estas propuestas, indica, “fueron diseñadas tras un completo estudio del contexto de la cultura indígena, bajo la premisa de que en vista de un acontecimiento tan importante desde el punto de vista cultural como también arqueológico, cualquier intervención en el lugar debe ser realizada con la rigurosidad pertinente, no solo en ´lo que se interviene´, sino también en ´cómo se interviene´”.
Mardones destaca que a pesar de no obtener la necesaria atención de las autoridades locales, sus propuestas sí lo han logrado con organismos internacionales, como su participación en catálogo YALA de La Biennale di Venezia en Italia y la Prince Claus Fund de Holanda para establecer alianzas de apoyo y financiamiento.
Pese a no obtener una respuesta positiva final de las instituciones nacionales, el arquitecto señala que “ponemos a disposición estos proyectos para establecer una agenda pública concreta que permita el resguardo de los sitios arqueológicos, su investigación y promoción, a la espera de financiamiento y gestión institucional para, al implementarlos, generar un aporte a la cultura, la ciencia y el desarrollo de un turismo arqueológico con proyección global, pero con rentabilidad local”.
Por ello, José Miguel Mardones hace un llamado urgente por apoyo para la concreción de alguna propuesta que revitalice el valor del cementerio indígena de Tutuquén, dando cuenta de que la oportunidad es ahora, antes de que el sitio siga enfrentando más daños irreparables.