SE HABLA DE PÁNICO EN LAS FILAS DEL PARTIDO DEMÓCRATA. LAS DUDAS SOBRE LAS CAPACIDADES DE UN OCTOGENARIO JOE BIDEN PONEN A KAMALA HARRIS EN EL CENTRO DEL ESCENARIO POLÍTICO, EN UNA CARRERA PRESIDENCIAL QUE AL FRENTE TIENE A UN DONALD TRUMP AL BORDE DE TRANSFORMARSE EN EL 47° PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.

Por el momento, los asesores de Biden dicen a los periodistas que no tiene planes de abandonar la carrera. Si los principales demócratas, los asesores más confiables de Biden y sus familiares lo instan a reconsiderar, eso podría cambiar. Pero ese proceso tomaría algún tiempo, probablemente semanas, particularmente dada la complicada cuestión de qué sucedería después.

Si Biden decide retirarse, una forma de hacerlo es que respalde a un sucesor previsto al mismo tiempo. La opción obvia sería la vicepresidenta Kamala Harris. Pero el problema evidente con esa opción obvia es que muchos demócratas piensan que Harris tiene sus propias debilidades políticas graves. Eso incluye al propio Biden, quien al parecer calificó a Harris como un “trabajo en progreso” al comienzo de su mandato. Un informe de principios de este año afirmó que Harris todavía estaba luchando por penetrar lo que ella llamó la “burbuja” del pensamiento de campaña de Biden.

 

Si Biden hubiera hecho claramente de Harris una socia de confianza, la hubiera ayudado a prepararse para la sucesión durante los últimos años y la hubiera considerado lista para el momento clave, sería más fácil argumentar que Harris sería un canje Biden por Harris, pero nada de eso es realmente cierto.

Pero además de enfurecer a Harris y sus partidarios (pasarla por alto en favor de un candidato blanco cuidadosamente elegido sería bastante controvertido), esa decisión carecería de legitimidad democrática. Y si alguna facción del partido o aspirante a candidato está lo suficientemente dolorida, podría hacer su propia jugada para conseguir delegados en la convención. Por el contrario, todos los demócratas que votaron en las primarias sabían que obtendrían a la vicepresidenta Harris y, potencialmente, a la presidente Harris, en caso de que Biden no lograra un segundo mandato. Entonces, si Biden intenta evitar la posibilidad de un caos en la convención ungiendo un sucesor, ella es, con diferencia, la opción más racional.

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